Así es el espectáculo que Chayanne trae a Chile
Pirotecnia, una vistosa puesta en escena y un viaje a sus hits más clásicos son los ingredientes que el artista ofrecerá en sus dos conciertos en Movistar Arena en noviembre.
por Claudio Vergara, desde Ciudad de México - 28/07/2010 - 14:26
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En el cancionero pop latino, Chayanne es un clásico. Aunque él mismo lo niegue, se sonroje y trate de aparentar una forzada incomodidad cuando se le pregunta por su histórico estatus en el mercado discográfico de la región.
Porque ahí está su show para timbrar que se trata de uno de los créditos más tradicionales y persistentes de la música popular elaborada en español. El pasado 23 de julio, en un repleto Palacio de los Deportes de Ciudad de México, el puertorriqueño demostró que no tiene rivales en el campo de la balada y el baile. En la fusión entre composiciones lacrimógenas de entonación fácil y coreografías sudorosas, Chayanne ha corrido solo desde los 80 y hoy, a sus 42 años, confirma que aún se mantiene en pie para seguir facturando lo que es suyo.
Los supo el DF -que lo recibió con una torrencial lluvia- y lo sabrá Santiago a fin de año: el artista ya anunció dos recitales para los días 4 y 5 de noviembre en Movistar Arena, con entradas que ya se han adquirido con rapidez y que suponen la opción de empujar una tercera fecha.
Lo que se verá en la capital se rige bajo las mismas coordenadas de lo que ofreció en el país norteamericano y es garantía de histeria segura: el espectáculo se inicia con explosiva pirotecnia desde el escenario y una versión modernizada de Provócame, con un eficiente cuerpo de baile de seis personas y el puertorriqueño mostrando que su estado físico se mantiene en forma. Aparece desde una tarima montada en una escalera en medio del escenario (mismo truco usado por otros gigantes latinos como Marc Anthony y Luis Miguel) y secundado por una banda de siete músicos. Con su sonrisa perenne y una calidez que parece ser su marca registrada como artista, las 17 mil personas que llegaron hasta el reducto aplaudieron de inmediato el gesto. Lola fue el siguiente golpe.
El cuerpo de baile adopta un repentino protagonismo y sus dos militantes femeninas -una rubia y otra morena, en claro contrapunto- lanzan juegos de seducción hacia Chayanne y arman una suerte de trama con un estudiado libreto de guiños y miradas. En el fondo, una extensa pantalla cubre toda la escena, mientras que otras dos laterales proyectan todas las muecas y palabras de Elmer Figueroa, su verdadero nombre. Luego del fervor de los primeros minutos, el cantante abre paso a su faz melódica y desenfunda sus mejores baladas de los últimos años: Un siglo sin ti y Ahora tú te vas son las primeras en pasar.
De algún modo, su actual tour, llamado No hay imposibles (igual que su último disco), se centra básicamente en las entregas más recientes de su trayectoria, desde Atado a tu amor (1998) en adelante. Pero también hay concesiones con los fans de vieja guardia. Los que lo veían colgar de las tarimas del Festival de Viña, usar chaquetas de cuero y poleras sin mangas. El cantante también le habla a los ortodoxos y se despacha un mix que incluye Palo bonito y Fiesta en América.
Son canciones donde también se nota un recurso técnico de larga data y que la ha traído críticas en escenarios como el Festival de Viña: el uso de pistas grabadas para los temas más bailables. A momentos el truco es evidente, pero el boricua lo ha integrado como parte de una performance donde los deslices técnicos pueden ser aliados de su propuesta vertiginosa.
Luego, retorno al presente con sus nuevos singles, como Me enamoré de ti y Tu boca. También hay saludos a hits como Guajira, Baila baila y Salomé. Es Chayanne rindiendo 100%. Un artista que construyó un concepto simple y concreto en torno a su personaje: la dualidad entre la balada romántica y el baile latino. Una dualidad que sigue manejando con destreza imbatible.